Jose Malaguilla
No encontrarás a una persona dentro de la impro que no te hable del “SÍ” como fundamento de la creación teatral improvisada. Nos referimos a aceptar las propuestas que nos hacen en escena, de manera que nos alejamos de la discusión y del conflicto, y construimos de manera mucho más efectiva.
En Slow Impro el concepto de SÍ se amplia tanto que muchas veces puede tomar la forma externa de un NO o un rechazo, aunque nos suene contradictorio. Se trata de la aceptación de la totalidad de la propuesta, más allá de lo que dicen las palabras o de lo que se cree que se transmite.
En la técnica de SLOW IMPRO nos entrenamos para ver en profundidad y en detalle, y mi escucha me puede llevar a intuir, por ejemplo, si en el personaje de mi companerx hay otra intención profunda más allá de la evidente, y además uso mi propia subjetividad como brújula, por lo que, basándome siempre en lo que veo o escucho, saco mis propias conclusiones y las uso de material para la construcción de las escenas.
En SLOW, por lo tanto, se puede llegar a difuminar el concepto del SÍ, y quizá sería más correcto hablar de HONESTIDAD ESCÉNICA: aceptar o no la propuesta que me llega, en base a mi propio impulso subjetivo.
Tanto en los ejercicios de calentamiento como en las improvisaciones hago siempre hincapié en seguir tu propia verdad, y con honestidad acercarte o alejarte de lxs demás en escena, aceptar o rechazar, hablar o callar; dejar en definitiva que me llegue la propuesta completa de la otra persona , más allá de una mirada superficial, y aceptarla con mi reacción y mi impulso.
Al final, en SLOW el SÍ nos hace abrazar la totalidad de la experiencia humana, es un SÍ a abrirme a mi mismx y a lxs demás con toda nuestra maravillosa complejidad, y a aceptarme y aceptar mis impulsos como la materia prima de la creación.
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